Perdiciones

Animal, persona o cosa.

Normalmente personas o cosas.

En mi caso, una persona. Querría escribir huyendo de la idealización y la fantasía, mundos que amo visitar. No sé si será posible.

Qué le vamos a hacer. Cada uno visita las tierras que puede o quiere.

Como decía. La perdición puede ser una persona. Con ojos observadores y sonrisa misteriosa.

Una persona que me deja con la sensación de que sabe algo que yo no sé.

Mirada de persona que tiene muchas cosas dentro. Mundo que no llegaré a conocer nunca.

A veces

Hay veces en las que me echo de menos. Busco tirar del hilo que me lleve a casa, pero no lo encuentro.

Se queda enmarañado en la oscuridad. Quizás lo tenga al lado pero no me doy cuenta.

A veces, recuerdo todo lo que he sido. Todo lo que he creado. Y me echo de menos.

Me pregunto dónde estoy. Dónde quiero estar. Y si soy consciente del camino que estoy andando.

De cuando no me reconozco

Voy a practicar eso de hablar en primera persona. Más que nada porque todo lo que digo es sobre mi. Pero siento cierta comodidad dándole la responsabilidad a la segunda persona.

Y digo que no me reconozco. O voy tarde en darme cuenta de lo mucho que he cambiado.

Y de lo mucho que he dejado de hacer cosas que me gustaban.

De cuando hace mucho que te has ido y no sabes cómo volver

Ni con qué cara volver, claro.

Como llamar a una puerta que hace años que no espera a nadie.

Volver sabiendo que ya nada es lo mismo. Ni mi cara. Ni mis ojos. Ni mi sonrisa. Quizás ciertos gestos permanecen.

Suelo vivir en un túnel del tiempo con algunas paradas. Las paradas para reflexionar.

Ahí es cuando veo el precipicio. O mejor dicho, veo todo lo que he ido dejando atrás.

¿Cómo va esto tan rápido? Que alguien me lo explique. ¿Cómo es posible? ¿Por qué?

Junio

Junio.

Y como certeza solo sabes que quieres escapar. Que este frasco ya no es el tuyo. O sí sigue siéndolo pero tu estás inquieta.

Te sudan las manos. Junio.

Y ganas de quemar el asfalto de la ciudad y hacerlo añicos. Que desaparezca.

Por mi parte

Sigo sin saber quitar hierro al asunto. Sin saber diferenciar en qué momentos es paja y en qué momentos hay 10k de plomo.

Sigo ahí. En bucles mentales. En despertares a las 4 de madrugada. Comiendo ese pensamiento. Intentando dejar de alimentarlo. Que muera.